Rebecca
Los fantasmas del pasado y sus triunfos

Rebecca está bajo la sombra de algo –y de alguien– en un amplio sentido. La recién estrenada producción de Netflix basa su trama en la novela de la británica Daphne du Maurier, la cual no es desconocida en la pantalla grande. Para nada. 

Y es que la exitosa obra de finales de los años 30 del siglo pasado, fue adaptada al cine por el mismísimo Alfred Hitchcock (Los pájaros, Psicosis) en 1940. El maestro del suspenso de ese entonces (y todavía, para muchos), consiguió embobar a los miembros de la Academia, ganando el premio más importante de la industria: el Oscar a Mejor Película.

Si alguien en Netflix y en el equipo de producción de Rebecca (2020) no había considerado tal punto, creo que comenzaban a ir un poco mal encausados. Sin embargo, dudo que un precedente de ese tipo haya sido omitido en su totalidad.

Pero como el gigante del streaming se consolida cada vez más, una jugada de este tipo no parece ser de un gran riesgo. Por eso, con una gran inversión y dos rostros reconocidos de la industria de Hollywood –Armie Hammer y Lily James– puso sus cartas en esta nueva versión del reconocido libro de romance y suspenso inglés.

Primero el romance

Bajo el amparo de su presupuesto, en un principio, Rebecca no decepciona en cuanto a sus preciosas locaciones y recursos visuales. Es más, nos cautivan con las figuras llamativas de sus protagonistas, dos despampanantes rubios inmersos en la burguesía inglesa de principio del siglo XX.

Su protagonista —interpretada por Lily James y de quien nunca conocemos su nombre de pila— es una joven que sirve como dama de compañía de una abarrotada mujer ricachona, la señora Van Hopper (Ann Dowd).

En un viaje de placer por Montecarlo, conoce al famoso viudo Maximilian de Winter (Hammer), con quien entabla una repentina amistad y, como no, un intenso romance. 

Muy digno de la rapidez de las telenovelas, la pareja termina contrayendo matrimonio para “liberar” a la joven de su vida junto a Van Hopper y, tras una fugaz luna de miel, llegan a la gigantesca mansión de la familia De Winter llamada Manderley, la que casi juega un rol protagónico por sí misma. 

En la inmensa casona, la protagonista se familiariza con la lujosa vida del lugar y debe lidiar con la misteriosa y tosca ama de llaves, la Señora Danvers (Kristin Scott Thomas), quien con toda incomodidad la hará vincularse —indirectamente— con la historia de Rebecca, la fallecida esposa de Maximilian. 

Bajo una gran sombra

Como en su obra madre, Rebecca es una pieza de suspense, y estaba preparado para esto. Sin embargo, pese a la riqueza que entrega el género, mezclado con los arcos románticos y casi de acción que tiene el relato, queda al debe con su principal rasgo: el thriller.

Mientras el filme se acerca más a lo que sucedió con Rebecca pareciera que entra en un desorden argumental del que le cuesta salir, y si lo hace parece muy simplista.

Esta nueva adaptación de Rebecca podría haber tratado mejor aspectos de la novela, como la importancia de sus personajes femeninos, tanto de su protagonista, como la de sus villanas. 

Lily James tampoco es muy convincente, y con un Armie Hammer con poco tiempo en pantalla, la acción se enfoca principalmente en la actriz de La cenicienta. Forzada y torpe, podría llegar a decir que no logró muy bien su personaje o perdió algunas aptitudes interpretativas durante el rodaje. 

Por su parte, Kristin Scott Thomas como la hermética Señora Danvers si es una figura convincente, pero también es que Scott Thomas tiene una estampa en la que podría hacer de antagonista en la misma vida real.

Rebecca no es más que otra película de domingo. Entretiene dentro de su desarrollo de suspenso telenovelesco, pero si en la misma trama la protagonista lucha contra el fantasma de una mujer del pasado, este filme tiene un espectro inmenso con el cual es muy difícil no comparar.

¿Dónde ver Rebecca?

Rebecca está disponible en Netflix.