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Tan plana como un encefalograma
En la mente de la comunidad terraplanista

Tan plana como un encefalograma (Behind The Curve) es un documental estadounidense del 2018 que describe el terraplanismo desde la perspectiva de los creyentes. Dirigido por Daniel J. Clarke y disponible en Netflix.

Poster Tan plana como un encefalograma (Behind the Curve).

Tan plana como un encefalograma es, por sobre todo, un gran documental. Y por muchas razones. La premisas es sencilla: mostrar a los terraplanistas en sus propios términos, conversar con ellos, que expongan sus puntos de vista, asistir a sus conferencias, dialogar con sus grandes figuras.

Paralelamente, sin confrontación, se nos muestran las opiniones de la comunidad científica amplia en torno al fenómeno. Científicos, divulgadores, psícologos y profesores ofrecen sus perspectivas al problema general de las conspiraciones y, en particular, de la teoría de la tierra plana.

Lo interesante de estas intervenciones es que están en consonancia con el espíritu del documental: abandonar el prejuicio inicial ante los creyentes para intentar comprender en qué punto estas mentes escépticas que buscan la verdad, tal como ellos describen, consideraron razonable que todo el entramado del mundo es una conspiración.

Tan plana como un encefalograma (Behind The Curve) se estrenó en 2018, el director es Daniel J. Clarke y está disponible en Netflix.

¿Quién puede creer que la Tierra es plana?

El documental se centra en la figura de Mark Sargent, comunicador y YouTuber defensor de la tierra plana.

Mark es toda una celebridad en el mundo del terraplanismo, y él se siente muy a gusto con eso. Después de todo, en cualquier otro lugar, salir del closet terraplanista sólo implica rídiculo y humillación, como cuentan muchos de los miembros de la comunidad que perdieron parejas y amigos por sus creencias radicales.

Tan plana como un encefalograma (Behind the curve)

Pero el problema es profundo. ¿Por qué personas inteligentes, muchas veces profesionales, científicos e ingenieros, capaces de pensar y ejecutar experimentos para justificar su teoría, persisten en una creencia que tiene un nivel tan abrumador de evidencia en contra? Este es el problema interesante, porque la teoría de la tierra plana es relativamente inofensiva, pero no así “plandemia” o el antivax.

Tan plana como un encefalograma deja en claro que estas personas no son anticientíficas. Todo lo contrario. Como dice un terraplanista en la cinta, “creo que la ciencia es el mejor manera de llegar a la verdad”.

Sin embargo, a sus ojos la ciencia que se enseña no es más que un conjunto de dogmas. En cierto sentido se sienten en el espíritu de Galileo ante el conocimiento medieval.

El meollo de las conspiraciones

¿Qué hay detrás? Según Tan plana como un encefalograma lo que hay es una profunda desconfianza a la autoridad, a cualquier autoridad, un escepticismo desatado en todo lo recibido, una imagen del mundo que obliga a rescribir toda la realidad con tal de mantener la creencia fundamental: algo me están ocultado, por algo la autoridad, la educación pública, el sistema de salud, el Estado, quieren que crea o que haga algo. No es menor la constante invocación de Sargent al Show de Truman.

No solo eso, la comunidad terraplanista tiene sus diferencias, sus conspiraciones internas (!), pero también es sobre todo fraterna en un sentido importante: ante la humillación y la negación del mundo, desarrollan su personalidad a través de su creencia en la Tierra plana.

De alguna manera, es un grupo marginalizado y que, acorralado en su creencia, no puede salir de ahí. Después de todo, ¿qué tendría que pasar para que un terraplanista dejase de creer? La evidencia nunca será suficiente para alguien que desarrolló (y abandonó) su vida y su personalidad en base a esa creencia. ¿Por qué salir de ese lugar fraterno y cómo salir de él si es parte fundamental de lo que soy?

Los terraplanistas no son enemigos de la ciencia

El problema fundamental no es tanto de los terraplanistas como de la comunidad científica, mucho más escéptica y crítica que el público general. Como dice un científico durante el documental: “No deberíamos mirar con desprecio a los terraplanistas, estos individuos son científicos potenciales que no pudieron serlo, su inquietud natural y su rechazo a las normas puede ser beneficioso para las ciencias”.

Hay factores psicológicos y sociológicos que hacen a los terraplanistas aferrarse fuertemente a sus creencias, y ridiculizarlos es un camino sencillo y directo para negarse a la comprensión.

Lo peor de todo, es que el público general, y algunos científicos algo ingenuos, podrían aprender mucho de los caminos exploratorios de los terraplanistas.

¿Coincidencia? No lo creo…

Tan plana como un encefalograma (Behind the curve)

Compárese, por ejemplo, la siguiente descripción de la investigación científica escrita por Imre Lakatos, uno de los mayores epistemólogos de la ciencia del siglo XX, con las propias descripciones de sus resultados adversos que presentan los terraplanistas:

“Porque incluso si los experimentos pudieran probar los informes experimentales, su poder de refutación seguiría siendo muy restringido: precisamente las teorías más admiradas no prohíben ningún acontecimiento observable… Para defender esta afirmación contaré en primer lugar una historia característica y después propondré un argumento general. La historia se refiere a un caso imaginario de conducta anómala de un planeta.

Un físico de la era preeinsteiniana combina la mecánica de Newton y su ley de gravitación (N) con las condiciones iniciales aceptadas (I) y calcula mediante ellas la ruta de un pequeño planeta que acaba de descubrirse, p. Pero el planeta se desvía de la ruta prevista. ¿Considera nuestro físico que la desviación estaba prohibida por la teoría de Newton y que, por ello, una vez confirmada tal ruta, queda refutada la teoría N? No.

Sugiere que debe existir un planeta hasta ahora desconocido, p’, que perturba la ruta de p. Calcula la masa, órbita, etc., de ese planeta hipotético y pide a un astrónomo experimental que contraste su hipótesis. El planeta p’ es tan pequeño que ni los mayores telescopios existentes podrían observarlo: el astrónomo experimental solicita una ayuda a la investigación para construir uno aún mayor26. Tres años después el nuevo telescopio ya está disponible. Si se descubriera el planeta desconocido p’, ello sería proclamado como una nueva victoria de la ciencia newtoniana. Pero no sucede así. ¿Abandona nuestro científico la teoría de Newton y sus ideas sobre el planeta perturbador? No. Sugiere que una nube de polvo cósmico nos oculta el planeta. Calcula la situación y propiedades de la nube y solicita una ayuda a la investigación para enviar un satélite con objeto de contrastar sus cálculos. Si los instrumentos del satélite (posiblemente nuevos, fundamentados en una teoría poco contrastada) registraran la existencia de la nube conjeturada, el resultado sería pregonado como una gran victoria de la ciencia newtoniana. Pero no se descubre la nube.

¿Abandona nuestro científico la teoría de Newton junto con la idea del planeta perturbador y la de la nube que lo oculta? No. Sugiere que existe un campo magnético en esa región del universo que inutilizó los instrumentos del satélite. Se envía un nuevo satélite. Si se encontrara el campo magnético, los newtonianos celebrarían una victoria sensacional. Pero ello no sucede. ¿Se considera este hecho una refutación de la ciencia newtoniana? No. O bien se propone otra ingeniosa hipótesis auxiliar o bien… toda la historia queda enterrada en los polvorientos volúmenes de las revistas, y nunca vuelve a ser mencionada”

Para mí, al menos, la semejanza es alucinante.

¿Dónde ver Tan plana como un encefalograma?

El documental está disponible en Netflix.