Ava es una genérica película que se toma demasiado en serio y no sabe mezclar sus secuencias de acción con los elementos melodramáticos que presenta.
¿Cómo se hace una buena película de acción? Así como el terror o el suspenso, el género que busca aumentar nuestra adrenalina y tenernos al borde de nuestros asientos, suele conformarse con poco. Es normal ver esfuerzos mediocres y repetitivos, indistinguibles entre sí, ya que más que constituir una película o presentar una experiencia, lo que buscan es generar un efecto. La última película de Jessica Chastain, Ava, no responde la pregunta inicial.
Nada es particularmente interesante —y de seguro nada es original— en la cinta dirigida por Tate Taylor, así que sin más preámbulo podemos partir a desglosar una película que ni siquiera merece este tratamiento.
Una trama nunca antes vista
Ava (Jessica Chastain) se nos presenta como una sensual asesina en serie. Lo de “sensual” es importante, ya que es mediante la seducción que logra acercarse a los hombres poderosos y peligrosos que su agencia le pide que ejecute.
Ella, como buena heroína de película gringa de acción, lo logra sin problemas, como una especie de personaje invencible que solo se detiene cuando necesita decir alguna línea ingeniosa o para preguntarle a sus víctimas qué es lo que hicieron para merecer esto.
A su agencia secreta, liderada por un John Malkovich que la considera una protegida, no les gusta que Ava sea tan preguntona. Se involucra demasiado con sus sujetos. Pero ella… no puede evitarlo. Hay un componente moral del que simplemente no puede despojarse. Así es Ava, compleja. Por eso, le dan un tiempo libre de esto de matar tipos malos y ella regresa a visitar a su familia después de ocho años de ausencia.
En estos reencuentros ve a su rencorosa madre enferma (Geena Davis), con quien tienen temas no resueltos. También visita a su hermana (Jess Weixler), que se siente traicionada por su partida y secretos. Pero lentamente Ava empieza a darse cuenta de que la están siguiendo, y sospecha que su misma agencia la quiere matar por haber puesto en peligro sus intereses. O algo así.
Si todo esto suena increíblemente genérico, es porque lo es.
Lo que Ava cree que es, versus lo que es
No tiene nada de malo hacer una película tonta de acción para entretener a las masas. Ese no es el problema de Ava. Cuando una película que sabe lo que es, se regocija en exprimirle el jugo a su premisa, exagerar, no tomarse en serio y pasarlo bien. Eso se nota y se agradece.
Pero Ava cree que es más que eso. Ava quiere ser algo así como las películas de Bourne, donde un héroe multifacético y con un conflictuado mundo interno se debate moralmente sobre las instituciones a las que pertenece. Pero la seriedad con la que todos, especialmente Jessica Chastain, se toman este material hace que sea ridículo e inverosímil.
Hay demasiadas cosas ocurriendo en esta película. Y muchas de esas no juntan ni pegan. Hay drama familiar, Ava yendo a alcohólicos anónimos y rencores parentales no resueltos. Pero por otro lado está Ava escapando de un asesino en un parque, para luego meterse en una fuente de agua, esconderse y sorprenderlo para matarlo antes de que se dé cuenta.
¿Cómo se soluciona algo como Ava?
Son líneas narrativas y tonos que no cuajan y que ni siquiera se desarrollan. La parte humana y melodramática no recurre a nada real, sino que se llena de consignas “importantes” para causar efectos: alcoholismo, adicción a las apuestas, embarazo, infidelidad. Al no centrarse en alguna de ellas y encontrar dentro algo honesto, aborda estos elementos superficialmente y los mezcla tal como una teleserie lo haría.
Y, cuando Ava recuerda que es una película de acción, todo lo que vemos es algo que hemos visto antes. Desde las coreografías de las peleas, hasta la violencia gratuita y los asesinatos aleatorios como algo corriente. Si el único giro que justifica la existencia de esta película es que la sicaria es una mujer, es que nos falta mucho como sociedad para decir que hemos evolucionado.
Es posible ver en el ADN de esta película algo mejor. Una heroína dividida entre las exigencias de un trabajo para el que es buena y los secretos que este le hace mantener con sus seres queridos. Una mujer paranoica que no puede encontrar tranquilidad en ninguna de las vidas que ha optado por tener. Alguien que recurre a la violencia para subsanar heridas del pasado, pero que no encuentra en ella más que un nueva adicción.
Es probablemente así como se vendió la idea, con las esperanzas de hacer una saga con varias películas. Como la cosas están ahora, es difícil imaginar una secuela.
La promesa de Jessica Chastain
Para muchos cinéfilos, la aparición de Jessica Chastain en la escena fílmica fue un hito bienvenido. El 2011, la actriz sin mayores créditos previos, apareció en varias de las películas más importantes de ese año: la ganadora de Cannes The Tree of Life, la Oscarizada The Help, la adaptación shakespereana Coriolanus, la subvalorada joya indie Take Shelter y una película de acción que sí funcionaba, The Debt.
Con esa versatilidad y contando con estudios formales en una de las más prestigiosas escuelas de actuación del mundo (Juilliard School), parecía haber llegado la próxima actriz dramática de una generación. Muchos críticos auguraron una carrera larga y la compararon, quizás prematuramente, con las más talentosas actrices de la historia.
¿Qué pasó, Jessica? Sus elecciones los últimos años dejan mucho que desear. Puede ser que no encuentre papeles dignos de su talento, pero el optar por películas como Ava hace que la actriz se vuelva cada vez más indefendible. No era necesario que se involucrara en un proyecto como este.
Es más, no era necesario que nadie se molestara para traer a la vida algo como Ava.
¿Dónde ver Ava?
Si por alguna razón aún te motivas a ver esta película, la puedes encontrar en Netflix. Eso sí, la advertencia ya está hecha. Salvo algunos momentos de comedia no intencional, la película ni siquiera es tan mala como para ser buena.