Protagonizada por Kate Winslet y Jim Carrey, Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos es considerada una de las mejores películas románticas de todos los tiempos.
Esa fría mañana Joel (Jim Carrey) no fue a trabajar. “No soy una persona impulsiva”, piensa. Por eso resulta tan extraño verlo corriendo para tomar un tren a Montauk y recorrer la playa solo, en pleno invierno. En el regreso conoce a Clementine (Kate Winslet), una extrovertida chica de pelo azul. Conversan y surge entre ambos una conexión. Terminan acostados mirando las estrellas, sobre un río congelado. A su lado, una enorme trizadura amenaza con romper el hielo.
Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos (2004) cuenta sobre esta pareja, que tras someterse a un procedimiento de borrado de memoria, ha olvidado por completo la historia de su romance. La cinta del francés Michel Gondry alterna virtuosamente distintas líneas de tiempo, a la vez que se desdibujan los límites entre los recuerdos y la realidad.
La intriga se desata luego de una intensa pelea. Un arrepentido Joel visita a Clementine, en la tienda de libros donde ella trabaja. “¿Qué necesita, lo puedo ayudar en algo?”, lo saluda ella, como si fuera un cliente que nunca antes hubiera visto. Aún más desconcertado queda Joel cuando un completo desconocido besa a su novia, justo enfrente suyo.
A través de una misteriosa carta, nos enteramos que Clementine lo ha borrado de su memoria. Enojado, Joel se dirige al consultorio del doctor Howard Mierzwiak (Tom Wilkinson) y decide terminar con todo rastro de la relación.
El procedimiento, según le indica el especialista, es técnicamente un daño cerebral. Lo primero que le solicita es recolectar toda evidencia de Clementine en su vida: cartas, regalos, fotos, etc. A través de su reacción emocional a estos objetos, trazan un mapa cerebral de sus memorias junto a ella. Uno a uno, los recuerdos serán desintegrados y de la noche a la mañana, será como si nunca la hubiese conocido.
Así comienza el proceso de borrado. Una secuencia de escenas tan hermosas como emotivas, que convierten a esta película en un filme de culto.
Mágica y nostálgica. Para muchos, El eterno resplandor de una mente sin recuerdos es incluso, la mejor película romántica en la historia del cine.
Por favor, déjame conservar este recuerdo
El borrado comienza por los peores momentos. La última vez que se vieron: esa pelea final. En la que Clementine llega borracha tras pasar la noche fuera y Joel la acusa de acostarse con todos. Los recuerdos son tan dolorosos que se siente convencido de borrarlos para siempre.
Luego, vemos el proceso de decaimiento natural de una pareja. Aburridos, soportándose con gran dificultad y sin tener nada que decirse. Estos recuerdos tampoco son muy felices y se suprimen con rapidez.
Entonces llegan las memorias de intimidad. Desnudos bajo las sábanas se los ve hablando de su niñez, de sus miedos. Ahí es cuando Joel se arrepiente de someterse al procedimiento. “¡Por favor, déjenme conservar este recuerdo!”, grita, pero nadie le contesta. “¡Quiero cancelarlo, ya no quiero esto!”. Se desespera y comienzan a correr tomados de la mano.
Dentro de la mente de él, Joel y Clementine comienzan a idear formas para detener el borrado. Ella le dice que la lleve a recuerdos que estén fuera del mapa. Por ejemplo, a su niñez. El plan funciona y ambas memorias comienzan a fundirse. Llueve dentro su departamento. Y de pronto se encuentran, como dos niños, en un nuevo recuerdo.
Esto complica el procedimiento de borrado y trae problemas para los empleados a cargo, Mary (Kirsten Dunst), Stan (Mark Ruffalo) y Patrick (Elijah Wood). Este último, cual impostor, ha utilizado los recuerdos de Joel para seducir a Clementine.
Una pista: los distintos colores de pelo de ella nos permiten posicionarnos en la línea de tiempo. Azul, para todos los encuentros post borrado de memoria. Rojo, para aquellos recuerdos nuevos que han creado dentro de la mente de Joe. Verde, el día que se conocieron por primera vez. Naranja, durante el tiempo que duró su relación romántica.
Sobre memoria, dolor y aprendizaje
Caminatas, viajes, navidades. Clementine y Joel repasan cada momento que vivieron juntos, mientras estos se van degradando hasta borrarse para siempre. “Recuérdame, haz tu mejor intento”, le dice ella. Pero inevitablemente llegan al día en que se conocieron y se dan cuenta de que todo está a punto de terminar.
Frente al océano, en una casa que se va cayendo a pedazos, se despiden y Clementine le susurra al oído: “Encuéntrame en Montauk”.
Mucho se ha elucubrado en torno al significado de esta película. En un principio, Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos muestra una visión realista de las dinámicas de pareja y de cómo una convivencia se puede ir contaminando hasta debilitar por completo la unión entre dos personas.
Pero más allá, se podría decir que la cinta nos habla sobre el valor de los recuerdos. Sobrellevar el dolor de una separación puede ser difícil, pero a la vez necesario. Porque dichas y quebrantos componen nuestra historia, y finalmente, nuestra identidad.
Cómo brújula interpretativa, la película solo nos deja esta críptica cita de Alexander Pope: “¿Cuán feliz es la suerte de la inocente vestal? Al mundo olvida y el mundo la olvidó. El eterno resplandor una mente sin recuerdos, acepta todas las plegarias y renuncia a todos los deseos”.
¿Dónde ver Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos?
La película se puede visualizar completa a través de HBO Go.