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Lady Bird:
Adolescencia, clase social y amor materno

¿Cómo crecen las adolescentes de clase media? ¿A qué roces sociales se enfrentan? ¿Cómo afecta la clase social en nuestros sueños? Estas son algunas de las interrogantes que pueden extraerse de Lady Bird, película que explora con una sensibilidad aguda el paso de la adolescencia a la adultez.

Lady Bird:  afiche

Una carta de amor a una época de ilusiones. Un recordatorio de lo que en esencia fuimos y hemos sido. Una construcción audiovisual que, a través de un brillante guion y desplante actoral, se adhiere a nuestras membranas más sensibles y nos hace volver a creer que Hollywood puede contar historias representativas.

Escrita y dirigida por Greta Gerwig (Frances ha) Lady bird es una película con alma. Protagonizada por la siempre talentosa y cuatro veces nominada al Oscar, Saoirse Ronan (Expiación, deseo y pecado).

Ambientada en 2002 en Sacramento, California, la cinta proyecta a través de una profunda reflexión temáticas ligadas a la madurez, las relaciones madre e hija, el sueño americano y las primeras pasiones.

Lady Bird cuenta con las actuaciones de jóvenes actores que en los últimos años han destacado en el cine norteamericano como Lucas Hedges (Tres anuncios por un crimen), Timothée Chalamet (Llámame por tu nombre) y Beanie Feldstein (Booksmart), quienes junto a Laurie Metcalf y Tracy Letts, crean un perfecto reparto.

Lady bird robando una revista en el supermercado
Saoirse Ronan en Lady bird.

¿Quién es Lady bird?

Christine McPherson (Ronan), autoproclamada Lady bird, es una adolescente que cursa su último año de escolaridad en un colegio católico. Con evidentes dotes artísticos, difícil carácter y una personalidad que tiende al melodrama, Lady bird solo quiere distinguirse entre sus compañeros y familia.

Esta insistencia por diferenciarse es turbada por una aprensiva y pacata madre (Metcalf), que esencialmente es la antagonista de Lady bird. Un personaje interpretado con excelencia, que casi al final de la película va develando su temor y frustraciones.

Lady bird, en la búsqueda de un lugar que satisfaga sus ansias de pertenecer a un espacio más elevado al que habita, toma decisiones que la enfrentarán a una realidad donde no existen los malos. Solo coexisten las experiencias de vida.

Lady bird y su amiga Julie mirando la casa de sus sueños
Saoirse Ronan y Beanie Feldstein en Lady bird

El sueño americano

Uno de los fuertes componentes que tiene esta cinta es la evidencia que en los países más desarrollados —y que históricamente se han presentado como pulcros y muy avanzados-— también habitan personas con falta de oportunidades, sueños inconclusos y fracasos. En el caso puntual de Lady bird, es importante la evidencia de que existe clase media con problemas económicos, cuentas que pagar y hogares sencillos.

Una de las actividades favoritas de Lady bird junto a su madre es visitar propiedades a la venta en barrios acomodados, donde respiran por algunos minutos la fantasía de vivir en un sitio donde las preocupaciones materiales no existen.

El acceso a vestuario también es limitado y se presenta la tienda de segunda mano como la manera más accesible de adquirirla. A lo anterior se suma que la madre es enfermera y debe trabajar doble turno para mantener a su familia, ya que su esposo se encuentra desempleado. Este último habla de sus frustraciones y hace una importante crítica respecto a la empleabilidad y cómo los jóvenes tienen más esperanza de encontrar trabajo, mientras los adultos mayores quedan a la deriva.

La búsqueda por la tierra prometida también se refleja en los sueños de “Lady bird” quien anhela vivir en la gran ciudad porque asume que es el único lugar donde habita el arte.

Cada uno de estos detalles son particulares en un cine que suele mostrar las inmensas casas de los suburbios como una normalidad. La demostración de que existe gente viviendo, como dice “Lady bird”, en el lado equivocado de las líneas del tren, enriquece el relato.

Lady bird y su madre teniendo una discusión en la tienda de segunda mano
Saoirse Ronan y Laurie Metcalf en Lady bird

Relación madre e hija

El centro emocional que mantiene la tensión durante todo el desarrollo de Lady bird, es la relación de la adolescente con su madre. Si bien los desaires amorosos están presentes, así como la perdida de la virginidad y las frustraciones románticas, no hay lazo más importante que el de la chica con su mamá. Y es, en efecto, esta unión áspera y sincera la que otorga madurez a Lady bird.

Un vínculo que puede tornarse confuso para la audiencia, ya que se construye con profunda frustración a la vez que la confianza y el amor se hacen evidentes en cada parlamento. Lo lindo de esta vinculación y la genialidad de Gerwig es que enaltece los nexos familiares, a diferencia de otras películas con adolescentes protagonistas que insisten en la idea de que el aprendizaje proviene de sus primeras experiencias en pareja.

Lady bird y su madre durmiendo juntas
Saoirse Ronan y Laurie Metcalf en Lady bird

Una mujer camino hacia la adultez

Greta Gerwig nos concede el deseo de ver el crecimiento de una mujer en pantalla, en una industria que bien se ha encargado de mostrarnos la perspectiva de hombres como en Boyhood (Richard Linklater) durante décadas.

El movimiento feminista y la lucha por la equidad están traspasando las barreras del entretenimiento, con relatos impactantes de mujeres transgresoras, que se han abierto a la difícil labor de darnos representatividad.

Historias como Lady Bird abordan nuestra existencia desde muchas perspectivas nuevas para el cine, incluso reniegan de la competencia entre mujeres (como Lady bird y su amiga Jenna, interpretada por Odeya Rush).

Personalmente agradezco esta historia que además de contar con una hermosa fotografía y corrección de color, me remite muchos recuerdos allegados en lo más profundo de mi memoria. Un diario de adolescente que representa y resignifica a varias generaciones.

¿Dónde ver Lady bird?

Lady bird se encuentra disponible en Netflix.