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Orgullo y prejuicio
Un goce visual y argumentativo

Orgullo y prejuicio es un drama romántico. Una evidencia de que la inteligencia es atractiva y de que algunas diferencias sin son compatibles. Todo a través de una fotografía y música fantásticas.

Orgullo y prejuicio afiche

Muchas adaptaciones a la pantalla grande se han hecho sobre los libros de la famosa escritora inglesa, Jane Austen. No obstante, no hay ninguno que mezcle con mejor narrativa la historia de hace algunos siglos que Orgullo y prejuicio propone.

Dirigida por un experto de películas de época, Joe Wright y con su musa Keira Knightley (Expiación, deseo y pecado) de protagonista, la cinta nos remite al año 1800 donde los vestidos pomposos y el cortejo a conveniencia eran costumbre en un Europa.

A la cabeza del elenco también tenemos al inolvidable Matthew Macfadyen (Succession), a mi juicio el mejor míster Darcy que se ha llevado al audiovisual, junto a grandes personalidades como Rosamund Pike y Donald Sutherland en el reparto.

Orgullo y prejuicio es, sin lugar a dudas, uno de los dramas románticos más importantes de los 2000. La obra es un torbellino de emociones y sensibilidades que nos arroja a un enamoramiento meditativo y cuestionado desde una vereda feminista. Observación aguda y tenaz de Austen, tremendamente pensado por Wright.

Elizabeth Bennet sacando la ropa del tendedero
Keira Knightley en Orgullo y prejuicio

El negocio de su vida era casar a sus hijas

Familia Bennet. Un núcleo conformado por señor, señora y sus cinco hijas de clase baja, que viven en el campo a las afueras de Londres durante el reinado de Jorge III.

Viven azarosos con una preocupación en mente: la sociedad de la época no permitía muchos privilegios a las jóvenes, quienes no podían optar a herencia alguna. Las aspiraciones eran netamente convertirse en madres y esposas. Esto generaba un apremio al momento de encontrar un marido que pudieran sostenerlas económicamente.

A raíz de lo anterior, se desatada una batalla campal por encontrar al mejor postor que les asegurara no caer en la pobreza, ni a ellas ni a sus familias. Para ello, parte de las aptitudes esenciales eran la belleza y la destreza en ciertas actividades como el dibujo, el tejido o tocar instrumentos.

Ahora bien, en este relato concreto, el panorama cambia con la llegada de Fitzwilliam Darcy y Charles Bingley, ambos de alta alcurnia que contaban con una propiedad aledaña a la casa de las Bennet.

El interés por parte del señor Bingley a la mayor de estas, Jane, es inmediato. Mientras que nuestra heroína y protagonista, Elizabeth, conforma una relación llena de rencillas con el adinerado y apuesto señor Darcy, que conforma el centro dramático de la película.

Familia Bennet observando la entrada de la casa
Jena Malone, Carey Mulligan, Donald Sutherland, Brenda Blethyn, Keira Knightley y Talulah Riley en Orgullo y prejuicio

El orgulloso, la prejuiciosa

Existen varios detractores de Orgullo y prejuicio, por su esencia romántica. Pero no hay que olvidar que la película evidencia los problemas económicos de las mujeres de dicho siglo.

Ahora bien, lo interesante es que el amor también es planteado de manera inteligente, a una escala no necesariamente banal o física.

Elizabeth no se socava por su falta de educación profesional o el dinero de su familia, su seguridad y planteamiento frente al señor Darcy es destacable. Sin embargo, las historias que se circunscriben alrededor de Darcy la hacen plantearse una imagen que de alguna manera es completamente errada. Él, en cambio, por orgullo y claro, por su posición social, desprecia el sentimiento que día a día crece entre ellos.

Es entonces, la superación de sus propios demonios lo que les permitirá dejarse llevar por el profundo —e irresistible— amor que se tienen.

Hermanas Bennet desde la casa de campo de los señores Bingley
Rosamund Pike, Talulah Riley, Jena Malone, Keira Knightley y Carey Mulligan en Orgullo y prejuicio.

Perfecta fotografía

Ya hemos hablado del ingenio de Jane Austen que, durante los años la ha consagrado como una de las mejores escritoras de la historia. Con observaciones agudas de la sociedad de la época, crítica y un reflejo preciso de la vida de la mujer durante esos años, es toda una heroína de la literatura inglesa.

No obstante, ¿cómo llevar esa genialidad a la pantalla grande conservando el aura de la época y la mirada de Austen? Uno de los puntos fuertes del filme es su fotografía perfectamente diseñada, generando una suerte de cuadros/pinturas móviles. Cada escena está proporcionada con elegancia.

En esta película es posible disfrutar de abundancia de planos generales que nos llevan al 1800. También de planos secuencias como los bailes que muestran la tensión entre los protagonistas, así como el de Elizabeth girando en un columpio que expone su turbación y el paso del tiempo. Y muchos close up veloces que dan énfasis a las emociones de los personajes.

La paleta de colores también es muy marcada, tanto en escenas felices como tristes. Cálidos para las escenas de felicidad; fríos para los momentos tristes o angustiosos. Mientras que en la composición destacan cuidadas composiciones asimétricas, siempre perfectamente acomodados en el espacio, repleta de puntos de fuga, disposiciones lineales y diagonales.

Todo en su conjunto, encuadres, color e iluminación, hacen de Orgullo y prejuicio un verdadero goce visual.

Jane y Elizabeth en un baile del pueblo
Rosamund Pike y Keira Knightley en Orgullo y prejuicio.

¿Dónde ver Orgullo y prejuicio?

Orgullo y prejuicio se encuentra disponible en la plataforma de streaming Netflix.