Ya no estoy aquí cuenta la historia de Ulises, miembro de una cultura urbana ligada a la cumbia, quien tiene que huir de su natal México tras verse involucrado en un lío con narcotraficantes.
Ya no estoy aquí nos sumerge en un mundo desconocido por la mayoría, el de las tribus urbanas de Monterrey, que tuvieron su máximo apogeo durante los 2000. Denominados Kolombia o cholombianos, se trata de subculturas ligadas a la cumbia, que desaparecieron por la llamada Guerra del narco en México.
La estética es una de las principales características de estos grupos y Ulises, el protagonista de Ya no estoy aquí, es un vivo ejemplo. Peinado extravagante, con patillas a los lados, calvo atrás y una palmera rubia en la coronilla. La ropa tampoco se queda atrás, con camisetas y bermudas extra holgadas.
Este look llamativo capta nuestra atención como espectadores desde el primer momento. Ya no estoy aquí nos muestra la cultura de esta tribu urbana, en una historia de hermandad callejera, desarraigo, baile y cumbia.
Ulises (Juan Daniel Garcia Treviño) tiene 17 años y vive en una zona marginal de Monterrey. Entre la pobreza que se vive en sus barrios, él se la pasa en la calle con sus amigos. Ulises es el líder de “los Terkos”, un subgrupo de los Kolombia, dedicados principalmente al baile de la cumbia rebajada.
¿Qué es la cumbia rebajada? Es un subgénero, derivado de la cumbia colombiana y la mexicana, que surgió precisamente en Monterrey. Su origen es curioso, ya que se debe a una falla técnica en un reproductor usado para bailes públicos callejeros. Este reproducía las pistas a menor velocidad y a los asistentes les gustó tanto el resultado que se inició todo un movimiento cultural en torno al nuevo ritmo.
Ya no estoy aquí nos traslada al año 2001 y retrata una realidad en la que los jóvenes no tienen muchas oportunidades. O te unes a la fiebre de la cumbia o te unes al narcotráfico que, de todas maneras, terminará por acabar con todo lo demás.
De la mano de “los Terkos” vemos como los narcos van tomando cada vez más terreno en Monterrey, hasta que se desata la brutal Guerra contra el narcotráfico. Imágenes de asaltos masivos en manos de turbas enfurecidas, nos hablan de un entorno donde la violencia y el crimen alcanzan un nivel extremo.
A Ulises y su banda —completada por personajes como Jeremy, Chaparra, Pekesillo y Sudadera—, pareciera no importarles lo que pasa a su alrededor. Se distraen bailando, escuchando música y ajustando sus peinados.
Hasta que un día, como por casualidad, Ulises se ve envuelto en un tiroteo donde caen varios cabecillas de los narcos locales. Por haber estado en el momento y lugar equivocados, se ve obligado a huir, dejando atrás todo lo que conoce.
Un “cholombiano” en Queens
Alejado de su tierra y de “los Terkos”, Ulises aterriza en Estados Unidos como un bicho raro. Si antes su peinado captaba admiración, en esta nueva ciudad lo usan para ridiculizarlo. En Queens conoce a otros mexicanos, pero ellos no son cholombianos como él. No lo comprenden, no conocen su cultura y no escuchan cumbia, sino música electrónica.
Así el protagonista se va aislando cada vez más. La única que demuestra interés en él es Lin (Angelina Chen), hija de un chino que le dio a Ulises un trabajo esporádico. Pero la barrera lingüística limita sus interacciones. Ella no haba español, y él no habla inglés.
En este punto cabe mencionar que no solo la estética identifica a los Kolombia, sino también su lenguaje. Gran parte del diálogo en Ya no estoy aquí es en una jerga casi inentendible para los que hablamos castellano. Mucho más duro todavía será entenderlo para los que no hablan español.
En Queens vemos a un Ulises despojado de todo lo que componía su identidad, únicamente amparado por un reproductor mp3 en el que, una y otra vez, reproduce esas pistas que lo llevan de vuelta a su tierra.
Así fue como dieron con Juan Daniel García, un verdadero aficionado a la música, quien tiene una banda llamada El son de Kumbia. Además, varias escenas del filme fueron grabadas en las calles de Monterrey.
Finalmente, la cinta nos deja una reflexión acerca del arraigo con nuestra tierra y nuestras costumbres. Aún cuando todo cambió en su ausencia, Ulises sigue sintiendo que su barrio es su lugar en el mundo. El mensaje final de Ya no estoy aquí pareciera ser algo como “el hogar es el lugar donde se baila la música que a ti te gusta“.
¿Dónde ver Ya no estoy aquí?
La película está disponible en Netflix. El gigante de streaming se hizo con los derechos para su distribución global, por lo que hoy Ya no estoy aquí integra el catálogo de originales de Netflix.