Temporada 4 de The Crown:
Con el viento a su favor
En la temporada 4 de The Crown saltan al ruedo Lady Di, Thatcher y la Guerra de Las Malvinas. Y tal como el viento empujó a los buques ingleses hacia la victoria, los anteriores impulsan a este cuarto ciclo a estar entre lo mejor de Netflix en 2020.
Cada año se repite lo mismo. Que hay que verla, que es el mejor ciclo, que las actuaciones son magníficas. Resulta que en 2020 no queda otra que repetir el discurso: la temporada 4 de The Crown vuelve a sorprender y a intrigar en Netflix con su espléndida puesta en escena y relatos en que el melodrama alcanza niveles superlativos.
La mejor teleserie no latinoamericana llega con tres protagonistas que le aportan más que sal y pimienta a la historia: Lady Di, Margaret Thatcher y, cómo no, la Reina Isabel II. En plenos años 80, esta última debe liderar una nación empobrecida y turbulenta, y una familia siempre problemática que la pondrá en aprietos, tanto como la política nacional.
Un melodrama coral
Lo mejor de la cuarta parte de esta serie es que consigue un buen balance. El peso dramático se reparte entre los personajes principales, en un relato que aborda temas tan peliagudos como el impacto social de las políticas neoliberales de Margaret Thatcher, los atentados del IRA y la tensión de la Guerra de Las Malvinas.
Lady Di y Thatcher son dos personajes tan poderosos que dan para sus propias películas o series. De hecho, así ha sido. Basta recordar La Dama de Hierro, protagonizada en gran forma por Meryl Streep. La gracia es que aquí no se “comen” a Isabel II, que sigue entregando pasajes inolvidables en la interpretación de la talentosísima Olivia Colman.
La Reina es el equilibrio entre dos fuerzas carismáticas y arrolladoras. Figuras que, desde perspectivas muy diferentes, suponen inestabilidad para la corona: Diana, por el sonoro fracaso de un matrimonio concertado; la Primera Ministra, por su nula empatía y por una tozudez que la llevó a enfrentarse con la propia soberana.
Y claro, la familia real aportando lo suyo. Un clan que se muestra cada vez menos afectuoso y más dado a planear cómo avanzará la línea de sucesión, y la cesión de tareas y privilegios, a medida que lleguen más hijos/nietos.
Real prolijidad
En The Crown no hay detalle que quede en el aire. Eso no es novedad, pero vale remarcarlo también en este cuarto ciclo. Todo está tratado con delicadeza: las locaciones, la puesta en escena, el vestuario y la peluquería, puestos al servicio de plasmar la realidad de la época. En este caso, los años 80.
Esa misma prolijidad se observa en el elenco actoral. Desde la temporada 3 que Olivia Colman se ganó los corazones de los fans de la serie que creían que Claire Foy —quien interpretó a la Reina en las dos primeras entregas— era insustituible. Colman no se parecerá mucho a Isabel físicamente, pero es capaz de capturar y transmitir cada gesto, tono y, lo que es más importante, sentir de la soberana.
Gillian Anderson (la adorable mamá díscola de Sex Education) le da una dimensión humana y creíble a su Margaret Thatcher, un trabajo actoral lleno de matices que, seguramente, será premiado. Aunque el resultado sea un tanto maqueteado para algunos, su esfuerzo es descollante.
Y a la Lady Di de Emma Corrin le sobra magnetismo, encanto, timidez y dulzura combinada con fiereza. Atributos que la misma Diana repartió por el mundo.
En resumen, la temporada 4 de The Crown amerita ir por alguna exquisitez a la cocina, acomodarse en el mejor sillón de la casa y presenciar otra vez los entresijos de la realeza británica con avidez, sorpresa, interés y respeto por una serie que ha llevado a lo más alto al nunca bien ponderado melodrama.
¿Dónde ver online la temporada 4 de The Crown?
Este, así como los tres ciclos anteriores de la aclamada serie, están disponibles en Netflix.