Con el título del drama médico más longevo de la televisión estadounidense, y con una serie de baches bajo la manga, Grey’s Anatomy sigue vigente gracias a su público fiel, su capacidad de reinvención y a la suerte de mantener a su protagonista por 15 años en pantalla.
Cuesta empezar. No sé si habrá algún manual para escribir sobre series casi mitológicas. Y es que Grey’s Anatomy se convirtió en una ficción de culto para muchos, o en una telenovela estadounidense que sigue estrujando lo que más puede su éxito para otros.
Con medicina deslumbrante y romances de hospital, esta producción creada por la ahora famosísima guionista y empresaria Shonda Rhimes (Scandal, How to Get Away with Murder) ha tenido sus altos y bajos durante los 15 años que lleva al aire.
Con 16 temporadas estrenadas, pareciera que su guión constantemente entra en fase terminal. Sin embargo, la simple fórmula de mantener a su protagonista y figura principal ha logrado que su público se mantenga firme ante este dramón con síndrome de longevidad excesiva.
En simples palabras, Grey’s Anatomy no quiere morir. Y casi como un familiar encariñado con ella, su público no puede dejarla ir. Habrán sido varios los que se cansaron del desfile de despedidas en su elenco, o el exceso de subtramas en su historia, pero aun así esta producción sigue repuntando en los índices de audiencia de la TV en Estados Unidos.
Larga vida a Meredith Grey
Para quienes –figurativamente– nos tatuamos esta serie en la frente después de mantenernos tantos años a su lado, podríamos decir que Meredith Grey (Ellen Pompeo), la otrora protagonista de Grey’s Anatomy, es el chivo expiatorio de los creadores y guionistas bajo cualquier circunstancia. Y aunque parezca injusto, es una dinámica tan común que terminas acostumbrándote.
Conozco gente que ha llegado a hartarse del personaje, porque siempre todo recae en ella. Y es que el título del programa no es porque sí. Suele confundir con el manojo de figuras que interpretan la ficción, pero al final del día, el relato es de Meredith.
En su estreno en 2005, la serie se adentraba en la vida profesional y amorosa de un grupo de residentes de medicina que comenzaba su internado en un hospital de la ciudad de Seattle, en la costa Oeste de Estados Unidos.
Siguiendo esta premisa de rutina, Meredith nos narra en su icónica voz en off las vivencias de la práctica médica en el que parece el centro hospitalario más acontecido del mundo. Siempre con una lección de vida detrás, el drama se mezcla con el inevitable romance que aliviana su guión a niveles de telenovela sudamericana.
Si en sus inicios, Grey’s Anatomy dedicaba más espacio a los casos que se trataban capítulo a capítulo, con el tiempo –y el favor de estar más familiarizado con la historia de sus protagonistas– la serie pasó a tratar coralmente las problemáticas de todos y no solo de su figura principal.
Y es que Meredith Grey podría definirse sola, pero la enriquece mucho más su relación con personajes que hoy son memorables para la ficción: Derek Shepherd (Patrick Dempsey), Cristina Yang (Sandra Oh), Alex Karev (Justin Chambers), Miranda Bailey (Chandra Wilson) y la voraz Ellis Grey (Kate Burton), su madre.
Agonía solvente
Conectada a una máquina de ventilación mecánica, Grey’s Anatomy ha tenido que sobreponerse a una buena lista de obstáculos en su producción. Cabe mencionar la salida de varios personajes –que en la mitología de la propia serie casi siempre acaban muertos–, conflictos internos entre miembros del elenco o el equipo creativo, entre otros.
Aun así, el programa que emite la cadena estadounidense ABC no ha logrado cerrar su vida útil por los buenos resultados a nivel popular y monetarios que brinda. No es raro que Ellen Pompeo sea una de las mujeres mejores pagadas de la TV, alcanzando acuerdos financieros anuales por cerca de 20 millones de dólares.
Pese a todo esto, el arma de doble filo está en su excesiva prolongación, que como vemos no hace perder el interés en el público. Pero a niveles de calidad narrativa se ha vuelto forzosamente contingente y a veces al borde de una repetida fórmula de sucesos catastróficos que exacerban las emociones.
Grey’s Anatomy debe prepararse para afrontar su muerte o pasará a ser un cúmulo de chistes repetidos, romances clichés y enfermedades que rozan lo absurdo. Siempre será mejor rescatar momentos icónicos –como el capítulo de la bomba, el tiroteo o el trágico accidente de avión– que la hagan recordar como una serie encantadora y no como una telenovela que perdió el control.
¿Dónde ver Grey’s Anatomy?
En Netflix hay disponibles 15 temporadas de Grey’s Anatomy.