Selena, la serie, convierte en Netflix la interesante historia de la reina de la música tejana en un relato plano y predecible, sin brillo.
Selena Quintanilla tuvo una historia de esas muy aptas para la pantalla. Netflix quiso aprovecharla y convertirla en Selena, la serie. Pero el intento es fallido, para desazón de los miles de fans de la cantante que llevó a otro nivel la música tejana.
¿A quién no le va a interesar la vida de una estrella que nació pobre, triunfó gracias al esfuerzo y tesón familiar, y murió asesinada a los 23 años? La respuesta es obvia y por eso tantos caen en la tentación de ver esta producción original de Netflix.
Mientras crecía en la pobreza, en Corpus Christi, Texas, Selena aprendió castellano viendo teleseries. Impulsada por su padre y acompañada por sus dos hermanos, incursionó en la música, resistió en una industria dominada por hombres y llegó a ser una estrella con alcance en gran parte del continenteamericano.
Su asesinato, en 1995, fue el trágico fin de un cuento de hadas banalizado y desperdiciado en este drama biográfico de nueve capítulos, cada uno de cerca de 30 minutos de duración.
Más que papá, jefe
El gran problema de Selena, la serie, es que se centra en el padre y en el hermano de la intérprete. Bueno, ambos fueron los productores ejecutivos de la serie, creada por Moisés Zamora y dirigida por Hiromi Kamata.
Frustra que la trama no llegue nunca al fondo de quién fue Selena, cuáles fueron sus motivaciones, cómo enfrentó la fama y qué significó para ella el amor. Su personaje no está tan desarrollado como el de los hombres que llevaron su carrera. Y un error tan garrafal como ese es imperdonable en una serie biográfica.
Los dos primeros capítulos muestran al padre músico de Selena, Abraham Quintanilla (interpretado por Ricardo Chavira), como un soñador muy exigente. Su decisión es sacar a su familia de la pobreza empujando a sus hijos hacia el estrellato musical que él no pudo conseguir cuando joven.
La banda Selena y Los Dinos será la herramienta de surgimiento y el puente para que la joven se transforme en un hit.
Su hermano, A.B. (a cargo del actor Gabriel Chavarría) es un hijo obediente. Como bajista y compositor, se la juega por dar el ancho que exige su papá. Pero luego se verá complicado entre su familia paterna y el deseo de formar su propio clan.
Por su parte, Selena (interpretada con acierto por Christian Serratos, a quien viéramos en The Walking Dead) derrocha talento cuando la serie se lo permite. Cuando la actriz sube al escenario como la cantante, la pantalla se ilumina. Encarna el espíritu de Selena, una que desafió a los más tradicionalistas al entonar una canción de Jody Watley y deleitó a moros y cristianos con éxitos bailables, como Bidi Bidi Bom Bom y Como la flor.
La cáscara de una cantante
Serratos le da su sello al papel, tal como Jennifer López en la película biográfica Selena, estrenada en 1997. Pero a diferencia de esta última, a Serratos no se le dio mucho material con qué trabajar fuera del escenario.
La Selena de la serie de Netflix es una chica amorosa a la que le gusta diseñar ropa, teñirse el pelo y cantar, poco más que eso.
Interpretada en su juventud por la encantadora Madison Taylor Baez, cuando la ficción se aventura hacia momentos de autodescubrimiento por parte de la intérprete de Amor prohibido, el relato captura el foco, aunque injustamente, y muy pocas veces, se centra en la mamá, Marcella (Seidy López), o la hermana, Suzette (Noemí González).
Los recursos narrativos de la serie son pobres. De hecho, cuando el relato avanza hacia la adolescencia y juventud de Selena, su carrera y sus canciones son las que se usan para definirla, en lugar de iluminarnos más sobre su vida interior.
Para qué hablar de los diálogos, casi siempre relamidos y torpes, incluyendo chistes cursis y escenas familiares que se notan burdamente construidas para promover una imagen “ideal”.
Pero, ¿tiene algo bueno la serie? Sí, claro. Sirve de cápsula del tiempo hacia los 80 y 90 (incluidos overoles con mangas globo y hombreras, y peinados escarmenados), y contiene las pistas originales de Selena y su banda.
No mucho más que eso. Los primeros nueve episodios de la producción no ayudan a una mayor y mejor comprensión de este ícono de la música tejana. Veremos qué pasa en la segunda temporada, sin hacerse demasiadas expectativas.
¿Dónde ver Selena, la serie, online?
Los nueve capítulos de este drama biográfico están en Netflix.